Es que a oscuras no se ve nada.
Me regalaron un ratón blanco. Pocas veces lo agarré y dejé que jugara con mi mano y subiera por mi brazo. Sus largas uñas como alfileres puntiagudos me daban pavor, asco. Aunque fuera blanco no dejaba de pensar que pertenecía a una familia de roedores.
Mi hermano lo adoptó, jugaba con él, lo sacaba en el día, por las tardes, lo llevaba a la escuela adentro de la bolsa de su camisa, lo presumía enfrente de sus amigos. No dormía con él. El ratón dormía en una caja de cartón con cama de aserrín.
Ese ratón no se despegaba de mi hermano, o mi hermano del ratón. Ambos andaban de un lugar para otro. Raras veces andaba en el piso. Tenía miedo, temblaba. Lo sentía cuando lo agarraba para devolverlo a su caja .
Me regalaron un ratón blanco. Pocas veces lo agarré y dejé que jugara con mi mano y subiera por mi brazo. Sus largas uñas como alfileres puntiagudos me daban pavor, asco. Aunque fuera blanco no dejaba de pensar que pertenecía a una familia de roedores.
Mi hermano lo adoptó, jugaba con él, lo sacaba en el día, por las tardes, lo llevaba a la escuela adentro de la bolsa de su camisa, lo presumía enfrente de sus amigos. No dormía con él. El ratón dormía en una caja de cartón con cama de aserrín.
Ese ratón no se despegaba de mi hermano, o mi hermano del ratón. Ambos andaban de un lugar para otro. Raras veces andaba en el piso. Tenía miedo, temblaba. Lo sentía cuando lo agarraba para devolverlo a su caja .
Vivía pues ese ratón en la bolsa de mi hermano y dormía sobre una cama de aserrín colocada en el pasillo, debajo de un mueble de madera que estaba en el pasillo. Ese pasillo daba al baño.
Esa noche, rara noche, pues nunca voy al baño de noche, fui al baño. Siempre prendo las luces por donde voy pasando, por que es de noche, y me da miedo, o para no caerme, esa noche no lo hice, caminé a oscuras, casi a tientas, a sabiendas que saliendo de mi cuarto, antes de las escaleras tengo que doblar a mano izquierda, luego otros dos pasos y doblo a derecha, camino derecho, giro a la izquierda y voalá, a oscuras puedo atinarle.
Saliendo de mi cuarto, pasando enfrente del mueble no prendí la luz que esta al lado de ella. En mi ida al baño escuché como una hojuela de maíz bien tostado crujía. No di importancia al principio, mi curiosidad pudo más, y de regreso al prender las luces vi al ratón moviendo sus patitas. Quedé horrorizado al ver a ese pequeño ratón, pues siempre al verlos he corrido más perseguirlos con la intención de matarlos.
Al otro día mis dos hermanos y yo contemplamos al ratón.
Le hicimos bolita en cuclillas, mi hermano el más chico le picaba la panza con un palo para cerciorarse y estar seguros que estaba muerto:
“¿… está muerto? “ y volvía a picarle la panza al ratón.
Sí esta muerto, decía. Y volvía a picarle la panza al ratón.
Sí esta muerto, decía. Y volvía a picarle la panza al ratón.
¿Qué hacía el ratón a esa hora ?
El caso quedó resulto tan pronto como empezaron las investigaciones. El ratón había roído día con día la caja de cartón sin que nos diéramos cuenta.
Esa noche, rara noche, salió de su casa, pasé yo, y a oscuras que no se ve nada y ...