Caminando, cerca de la ruta diez, me encontré a Rodrigo. Era el mismo Rodrigo que había conocido; botas industriales, pantalón de mezclilla, su camisa a cuadros... y cargando su periódico de la Jornada en la mano.
Era una fotografía andante, como una vez alguien del departamento comentó.
Platicó de su carrera, su vida, y de algunas cosas tan irrelevantes para mí, como el experimento que hicieron al vertir jugo de naranja al concreto para que fraguara más rápido. Después de una breve plàtica, caminando sin rumbo llegamos a su departamento. Fumamos.
Y me volvió a contar sobre el fraguado, formulas, materiales de construcción, no dije nada, calle al verlo platicando con ese ímpetu.
Creo que la soledad lo estaba matando.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario