miércoles, 16 de julio de 2008

Un día llegó...


Un día llegó un pajarito. No podía volar. Mi papá le dio de comer y no quiso irse, o no pudo volar. A veces se nos olvidaba que teníamos a ese pajarito, no hacía ruido, o por que comía las migajas de pan que había en el piso y no teníamos que alimentarlo. Brincaba de un lado para otro.

Se escondía y salía de entre las macetas de la casa, juguetes…no tenía casa como una mascota, de esas que tienen los perros en forma de iglú, o su arenero como los gatos, o jaulas como castillos, éste estaba tan pequeño y se sentía libre en la casa que brincaba de un lugar para otro, dormía donde le agarrara la noche o el frío. Cualquier lugar era bueno. En un zapato, debajo de cualquier mueble, bajo la cama, entre las plantas.

No trinaba, mi papá decía que ésta clase sí lo hacía. No lo escuchamos, nunca lo escuchamos o mi padre no sabía nada de pajaritos.

Todos lo queríamos o la queríamos. Mi papá decía que era pajarito. Un día que salimos de vacaciones y mí padre se quedó en la casa, como era costumbre él corría para ver a mi papá cuando llegaba de trabajar. Mi papá dice que cuando llegó no había luz, caminó a oscuras, cuando escuchó ese ruido supo demasiada tarde del pajarito.

Se le había olvidado por completo que él también vivía con nosotros.

1 comentario:

Unknown dijo...

Nooooo!!! Por qué!!!!! Pobrecitooo!! Snif!!