Al salir de la secundaria dejé casi por completo de ver a Daniel. Un par de veces lo vi cuando cursamos la prepa, tuvimos turnos diferentes, aunado a una apatía aparente hacía mí. Cuando lo veía , sólo era : “Hola “.
No sé si era un farsante saludo. Podría casi jurar que los años no lo cambiaron físicamente. Mientras noté como crecían y tenían cambios los demás, a él lo vi de la misma estatura; delgado, moreno, pelo lacio, negro. Se levantaba y tenía el peinado ya hecho, de raya en medio. No había aire, lluvia o tormenta que lo despeinara.
Era lampiño, con cara de niño bueno, bonachón, serio, sonreía tímidamente. No sé cuantos pares de zapatos tenía; unos zapatos escolares negros de agujeta con punta redonda con suela de goma usaba en la secundaria. Eran los mismos que usaba los fines de semana. Más tarde en la prepa usaba un par muy parecido, eran pues los zapatos de suela de goma ya parte de su personalidad.
Eso me llamó la atención años después de haber salido de la prepa, cuando me lo encontré en la calle casi de frente, de improviso. La prisa de ese momento, la apatía que no sanó con los años hizo que sólo lo saludara sin esperar conversación alguna.
¡ hola, Daniel ¡
Hola , me dijo levantando un poco la cabeza.
No traté de hacer recapitulación de nuestra amistad, ésta se había marchitado años atrás. No se detuvo a conversar, tampoco lo hice yo. Al verlo, me evocó tantos recuerdos olvidados, desenterrados en ese momento, por ese casual encuentro. Lo vi igual … con los mismos zapatos de suela de goma. Este wey sigue igualito, no cambia, pensé.
Seguí caminando, eché reojo para verlo una vez más y me cuestioné sobre que sería de su vida. Tiempo después, me encontré fortuitamente con un compañero igual, de la secundaria. Hola, Itzhak, ¿cómo has estado?
Hacía años que habíamos salido de la secundaria, fue en la clausura donde lo había visto por última vez, cuántos años atrás.Tuvimos asperezas que nunca limamos, aún así me dio gusto saludarlo y contesté las preguntas que me hizo. Había sido muy amigo de Daniel, aún más, habían sido vecinos.
¿A quién has visto de la secu?, preguntó. En ese momento, un flash back invadió mi memoria, segundos tardaron para contestarla. Por más esfuerzos que hacía no podía ligar nombres, fechas, nada, esa era la realidad. Había sido de pocos amigos. O no había prestado atención con detalle acerca de quién o quienes habían sido mis amigos y cuánto tiempo había pasado en verlos.
Tuvimos diferentes amigos, a pesar que compartimos salón por más de tres años.
¡Daniel ¡ dije con firmeza. Era verdad, hacía menos de un año que lo había visto. Bien que lo recordaba, ¿ tú… a quién has visto? Hubo uno segundos de silencio.
¿No supiste?
¿Saber, qué wey?
A Daniel lo mataron días después de la clausura de la prepa.
1 comentario:
Miedo... :O
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