sábado, 17 de noviembre de 2007

Doña angustia


No supe el porqué de su apodo, pero lo deduje desde el primer momento. Siempre andaba con sus angustias y achaques. Le dolía la cabeza, o se le subía su azúcar o era la presión. Tenía dolor de espalda, de rodilla, de riñón. Todo le dolía, cuando hacía frío, con el calor, cuando llovía… aún así nunca la vi en cama. Se le podía ver con dedos entrelazados, cabizbaja preocupada por todo. Cuando sus hijas todavía no llegaban pensaba en que habría pasado; por el alza de la luz, el incremento al transporte, ¿qué vamos a hacer Itzhak?
Todo era preocupante para ella, cualquier problema ajeno lo hacía propio. Entonces tenía un montón de problemas, sus problemas de ella y los problemas de los demás. Era ella una angustia andante.

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